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Cubano revela la cruda realidad alimentaria: "Agradezco a Dios por el arroz quemado"

jueves, 5 de septiembre de 2024 por Laura Castillo

Cubano revela la cruda realidad alimentaria: "Agradezco a Dios por el arroz quemado"
Raspa de arroz, el único alimento de un campesino cubano - Imagen de © Facebook / Delio Ramírez Rosales

El campesino Delio Ramírez Rosales utilizó sus redes sociales para denunciar la pésima alimentación que sufren los cubanos y puso de ejemplo el plato de comida que “degustó” este miércoles y por el que agradeció a Dios.

La raspa de arroz, ese arroz quemado del fondo de la cazuela (al que muchos hambrientos cubanos hemos sido aficionados), fue el “manjar que degustó” Ramírez Rosales antes de irse a la cama temprano para amanecer nuevamente en el surco.

“Yo trabajo como animal de sol a sol, y algunas veces me las veo fea. Hoy me tocó comer raspa de arroz a secas. Quise acompañarla con agua con azúcar y, cuando revisé, no tenía azúcar… Y le di gracias a Dios por la raspa”, dijo el campesino en Facebook.

La dura realidad de la inseguridad alimentaria

Como él, son cientos de miles los cubanos que padecen “inseguridad alimentaria”, un eufemismo de las organizaciones internacionales para evitar palabras como “hambre” o “hambruna”, desgastadas por el uso de un léxico que describe los problemas y la miseria de los países pobres.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), una persona padece inseguridad alimentaria cuando carece de acceso regular a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para un crecimiento y desarrollo normales, así como para llevar una vida activa y saludable. Esto puede deberse a la falta de disponibilidad de alimentos y/o a la falta de recursos para obtenerlos.

“Los campesinos cubanos merecemos reconocimiento y respeto, ya que nos hemos convertido en magos para poder producir”, dijo en julio de 2022 Ramírez Rosales, denunciando el atropello que cometían las autoridades estatales a través de la empresa agropecuaria de Ciego de Ávila.

En aquel entonces, el productor agrícola se quejó del abuso, la desorganización y las trabas que sufría en el proceso de compra-venta de viandas con el Estado, que pretendía hacerle pagar por el combustible que utilizaba Acopio para recoger su producción de yucas, la cual vendía a 250 pesos cubanos el quintal (100 kilogramos), es decir, a un peso la libra del tubérculo, que en aquellas fechas llegaba a venderse hasta a 20 pesos.

La inseguridad alimentaria que padece Ramírez Rosales y otros como él se debe a eso precisamente: a que el Estado comete un abuso con los agricultores y ganaderos que repercute en sus bolsillos (o recursos para obtener alimentos), motivo por el cual se resiente la producción/disponibilidad de alimentos.

Sin embargo, para el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular del régimen, Esteban Lazo Hernández, el problema de la inseguridad alimentaria que padecen los cubanos está en que “hemos perdido el valor de la laboriosidad”.

Así, tan campante, lo soltó durante una visita que hizo a mediados de marzo a Sancti Spíritus. Allí también dijo perlas como esta: “Nos acostumbramos todo el mundo a decir ¿y esto cuándo llega? ¿Y esto cuándo viene? ¿Y esto cuándo me lo dan? Y el socialismo es bueno porque no se explota al hombre por el hombre, pero, para tener, hay que trabajar”.

Según la argumentación de Lazo, Ramírez Rosales debería estar agradecido, no a Dios, sino a la llamada "revolución", que es la que “le da” la raspa del arroz que come. Por no hablar de que el campesino tiene y utiliza Facebook, y “¿quién iba a decir que aquí en el campo iba a haber gente con celulares?”.

“Samuel, ¿qué tú estás comiendo? ¿Eso es raspa?”, le preguntó el humorista Limay Blanco a un niño durante una videollamada que hizo en junio de 2023 a su familia, a la que había entregado un refrigerador, y durante la cual observó al pequeño Samuel comiendo un trozo de raspa de arroz.

Tras cortar la llamada para que no le vieran lloroso, Limay explicó en otra directa que tuvo que cortar su llamada con la familia, porque la escena “me partió en dos”.

“Samuelito desayunando raspa”, dijo el humorista con lágrimas en los ojos. “Yo sé que no voy a poder arreglar el mundo, ¡pero coño…! Y tengo que quedarme callado. Hoy no puedo expresarme. Y si le llevo algo ahora, pasado mañana sigue Samuelito comiendo raspa”.