Los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos anunciaron el viernes la suspensión de su investigación sobre el "síndrome de La Habana", una misteriosa afección que ha afectado a diplomáticos, soldados y espías estadounidenses.
La enfermedad, que surgió por primera vez en la capital cubana a finales de 2016, ha desconcertado a la comunidad médica e inteligencia, con más de 1,500 casos reportados en 96 países. La decisión de poner fin a la investigación, según los NIH, se tomó "por abundancia de precaución" tras descubrirse que algunos participantes habían sido coaccionados para formar parte del estudio, indicó CNN.
Aunque la agencia no reveló detalles sobre quién ejerció la coacción, se aclaró que no fue por parte de los NIH. Esta revelación ha generado preocupación, ya que el consentimiento voluntario es un principio fundamental de la ética en la investigación.
Acusaciones y polémica
Algunas de las personas afectadas por el síndrome han señalado a la CIA como la entidad responsable de esta coacción, afirmando que fueron obligadas a participar como condición previa para recibir atención médica. Marc Polymeropoulos, un exfuncionario de la CIA y defensor de los afectados, declaró a CNN en mayo que la participación en la investigación fue "ordenada" por altos mandos de la agencia. Sin embargo, la CIA negó estas acusaciones en un comunicado emitido en marzo.
A pesar de los esfuerzos por comprender la causa de esta misteriosa afección, los estudios realizados no han encontrado pruebas concluyentes de daño cerebral ni diferencias significativas entre los afectados y un grupo de control sano.
No obstante, expertos como el Dr. David Relman de la Universidad de Stanford advierten que no se debe descartar la gravedad del síndrome, ya que otras investigaciones han encontrado anomalías en el cerebro.
Teorías y reacciones
El "síndrome de La Habana" ha sido motivo de especulación durante años, con teorías que van desde un nuevo tipo de arma hasta ataques dirigidos por adversarios extranjeros. Sin embargo, la comunidad de inteligencia estadounidense no ha logrado vincular los casos a ningún país en particular, lo que deja el origen de esta enfermedad aún en la oscuridad.
En medio de este contexto, el gobernante Miguel Díaz-Canel reaccionó en Twitter, criticando la narrativa del "síndrome de La Habana" como un "falso pretexto" para incluir a Cuba en la lista de patrocinadores del terrorismo y reforzar las medidas del bloqueo estadounidense. "Ya no soporta estudios el falso síndrome de La Habana", expresó Díaz-Canel, aludiendo a lo que considera una manipulación política de la situación.
La controversia en torno al "síndrome de La Habana" continúa siendo un tema delicado, con implicaciones tanto para la política interna de Estados Unidos como para sus relaciones internacionales. Mientras se suspende la investigación, las preguntas sobre el origen y la naturaleza de esta afección permanecen sin respuesta, alimentando el escepticismo y la desconfianza en los afectados y la comunidad internacional.
En abril, un reportaje de investigación realizado a lo largo de un año por The Insider, en colaboración con 60 Minutes y Der Spiegel, aportó evidencias acerca del uso de “armas de energía dirigida” empuñadas por miembros de la Unidad 29155 de los servicios de inteligencia militar de Rusia (GRU) como causa del llamado "síndrome de La Habana".
Según reveló el extenso y detallado trabajo periodístico, miembros del escuadrón de sabotaje de inteligencia militar del Kremlin habían sido localizados en los lugares de los presuntos ataques contra personal del gobierno estadounidense en el extranjero y sus familiares.