La llegada este martes de un vuelo desde Panamá a Medellín, Colombia, marcó el comienzo de la deportación de migrantes que cruzan la selva del Darién, en una operación financiada por el gobierno de Estados Unidos como parte de una estrategia para frenar la emigración hacia su territorio.
Según las autoridades panameñas, este vuelo marca el inicio de una nueva estrategia del gobierno de José Raúl Mulino para reducir el flujo masivo de migrantes que atraviesan el Darién, con Estados Unidos como destino final, reportó el periódico El País.
Una crisis humanitaria en la frontera
En la frontera entre Colombia y Panamá, el flujo de migrantes se ha convertido en una crisis humanitaria cuando miles de personas de diversas nacionalidades arriesgan sus vidas atravesando la peligrosa selva del Darién, una ruta cada vez más utilizada en los últimos años.
Los cubanos han desempeñado un papel crucial en el masivo cruce por la antes inexpugnable ruta del Darién, que ha alcanzado cifras récord en los últimos años. En 2021, más de 130,000 migrantes, en su mayoría haitianos y cubanos, atravesaron la peligrosa selva.
Este número se disparó a 250,000 en 2022, impulsado por un aumento significativo de venezolanos y ecuatorianos.
El año pasado, más de medio millón de migrantes se aventuraron por esta ruta, con los venezolanos representando hasta un 60% del total, según datos de Panamá.
Acuerdo bilateral con implicaciones regionales
El gobierno panameño intensificó su respuesta migratoria pocos meses antes de las elecciones presidenciales en EE.UU., lo que ha generado un acuerdo bilateral que permite a Panamá deportar a todos los migrantes que ingresen de manera irregular.
Este acuerdo, alcanzado tras la llegada de Mulino al poder hace menos de dos meses, tiene implicaciones regionales significativas, particularmente en relación con la crisis migratoria venezolana y el tráfico de personas en la región.
El acuerdo entre Panamá y EE.UU. incluye el financiamiento por parte de Washington de las deportaciones, con un compromiso inicial de seis millones de dólares.
El gobierno de Mulino sigue firme en su intención de “cerrar” el Darién, una promesa que hizo durante su campaña y que ahora busca implementar con el apoyo de Estados Unidos y otros países.
Medidas drásticas para controlar la migración
Como precedente, en julio último el Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) de la República de Panamá cerró al menos tres pasos fronterizos comúnmente utilizados por los migrantes que transitan por la peligrosa selva del Darién, en su paso hacia Colombia y con destino final Estados Unidos.
En un comunicado la entidad gubernamental panameña anunció que “se tomaron medidas para el control de la migración irregular masiva que enfrenta el Estado panameño” con el fin de “canalizar la migración irregular” hasta Bajo Chiquito, el primer poblado al que llegan los migrantes después de atravesar la selva del Darién a pie, menciona en un reporte DW.
Hasta junio de 2024, poco más de 400 cubanos habían atravesado la Selva del Darién, informó el Servicio Nacional de Migración de Panamá.
La Operación Flujo Controlado de Migrantes, desarrollada por esa entidad, registró desde el 1 de enero hasta este 6 de junio de 2024, un tránsito por ese peligroso paso fronterizo de unas 174,513 personas.
De ellos apenas 402 eran cubanos, lo que marca una drástica reducción de migrantes de la isla con respecto a años anteriores. Solo en marzo de 2023 cruzaron esa región 220 cubanos y ya se trataba de una cifra reducida.