En numerosas ocasiones se escuchó el nombre de Roidel Enríquez en las Series Nacionales de Béisbol y el equipo de Villa Clara. El diestro participó en ocho temporadas en la pelota cubana, tanto como abridor como relevista. Posteriormente, su labor como entrenador lo llevó a trabajar en la populosa ciudad brasileña de Sao Paulo.
Desde 2019, Roidel reside en Sao Paulo. "Llegué cruzando por la frontera. Tenía pasaje para Guyana y de ahí crucé en una avioneta hasta la frontera. Entré por tierra a suelo brasileño y fui recibido normalmente por las autoridades migratorias. A los dos años obtuve mi residencia permanente", relata Enríquez.
Adaptación al béisbol brasileño
En Sao Paulo, Enríquez se desempeña como entrenador. "Conozco el béisbol brasileño-japonés y es distinto al cubano. Aquí todo el béisbol que se conoce es de descendencia nipona. Existen varios clubes en esta gran urbe, que se han ido extendiendo por años a otras ciudades, pero para el tamaño de un país inmenso como este, la divulgación es escasa", explica.
Estos clubes funcionan solo los fines de semana y mantienen campeonatos interclubes durante todo el año. "Soy entrenador en uno de estos clubes y trabajo con varias categorías los sábados y domingos. Entre semana doy entrenamiento particular en algunas universidades de Medicina o Ingeniería que también tienen sus equipos y competencias", agrega.
Enríquez también menciona un centro de entrenamiento donde se preparan los peloteros más talentosos con aspiraciones de firmar contratos en la MLB. "La organización de Grandes Ligas va a patrocinar a algunos atletas con talento y menos condiciones económicas. Aquí el fútbol es la pasión nacional, y otras disciplinas como el baloncesto y el voleibol son más conocidas y divulgadas que el béisbol", señala.
El impacto del exilio
Para Roidel, el exilio ha sido un golpe duro. "Para mí, mi familia lo es todo. Pasaron cuatro años y medio antes de poder visitar a mi gente en Cuba. Ahora pude sacar la visa de turismo para mis padres, que están aquí conmigo optando por su residencia permanente", comenta.
Roidel está casado con una venezolana que vive en otra ciudad y tiene dos hijas. "La de 20 años vive con su mamá en Miami y la de 17 espero que termine el 'Pré' para traerla también", dice.
Más allá del béisbol
Enríquez admite que no vive solo del béisbol. "Es una de mis fuentes de ingreso aquí, pero no se puede vivir solo del béisbol. Es un país capitalista, donde las cuentas te llegan por todos lados. He hecho cosas que jamás imaginaría, pero eso carece de importancia si logras satisfacer tus necesidades y las de mis padres", afirma.
Recuerdos de Cuba
Roidel Enríquez también recuerda su última participación en la pelota cubana. "Después de mi retiro, me incorporé como entrenador. En este rol me despido con el Villa Clara de Eduardo Paret en 2019, cuando perdimos la final ante Las Tunas", rememora.
Enríquez comenzó su carrera en la EIDE en la categoría 10-12 años y participó en varios Campeonatos Mundiales. "En 1996, durante el Mundial Juvenil en Sancti Spíritus, sufrí una lesión en el hombro que fue fatal para mí", recuerda.
El Villa Clara de los años 90
Roidel narra con nostalgia su tiempo en el equipo Villa Clara. "Lanzar como adulto es otra cosa, era una nueva etapa. Comencé con el gran Pedro Pérez, quien decidió que no iba a lanzar en mi primer año, comenzando mi etapa de recuperación", cuenta.
Pero no todo fue positivo. "En 1996, comenzaron las sanciones y nuestro gran equipo Villa Clara fue desmantelado bajo sospechas de deserción. Fue una época de cacería de brujas injusta que golpeó duramente a la provincia", afirma.
El futuro del béisbol cubano
Roidel Enríquez expresa su preocupación por el estado actual del béisbol en Cuba. "Me avergüenzo de ver juegos de pelota en Cuba con los estadios vacíos y la calidad ni se acerca a mis tiempos. La migración de jugadores nos está golpeando desde edades tempranas", critica.
Finalmente, hace un llamado a modernizar el sistema deportivo en Cuba. "Hay que adaptarse al mundo moderno y dejar atrás los pensamientos de antaño. Debemos dar oportunidades a quienes sientan pasión por el béisbol para mejorar lo que todo cubano quiere ver y disfrutar", concluye Enríquez.