El mandatario Miguel Díaz-Canel reconoció que el gobierno no está poniendo suficientes recursos al deporte en Cuba, pero restó importancia al asunto, asegurando que hay un pueblo sacrificado que sustentará a los atletas para que ganen la gloria.
"Felicidades, queridos medallistas de París 2024. Detrás de sus triunfos no hay grandes recursos, pero sí el enorme sacrificio de un pueblo de deportistas que no ha dejado de soñar con la gloria olímpica. Como Mijaín, que pudo tocarla 5 veces. Su coraje inspira", dijo Díaz-Canel.
Resultados decepcionantes
Cuba ocupó el puesto 32 en el medallero de los Juegos Olímpicos de París 2024. En total, los atletas cubanos conquistaron dos preseas de oro, una de plata y seis de bronce. El resultado estuvo muy por debajo de los pronósticos que había anunciado el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER). No se superó la actuación de Tokio 2020, cuando la isla ocupó el puesto 14, con siete oros, tres platas y cinco bronces.
En los malos resultados de París inciden diversos factores. En primer lugar está el éxodo de deportistas. Muchos de ellos se presentaron en las olimpiadas defendiendo otras banderas. CiberCuba hizo un análisis sobre este tema y si esas medallas hubieran sido para Cuba, el país hubiera quedado en el puesto 22.
Sin embargo, es también un resultado peor que el de Tokio, lo que nos lleva a pensar en otros factores que están incidiendo en que Cuba esté peor posicionada en el deporte a nivel internacional.
Carencias y abandono
Entre esos factores entra "la falta de recursos". El deporte está bajo control del estado y por tanto la mayoría de las instalaciones están destruidas, no incorporan el uso de las nuevas tecnologías, tienen materiales para entrenamiento escasos, viejos y rotos.
Los deportistas muchas veces no cuentan ni con la ropa y calzado básico para entrenar. Los gimnasios están arcaicos, los colchones y tabloncillos polvorientos, apestosos y roídos. El césped de los terrenos seco, con huecos y desniveles.
Los vestidores son prácticamente cuatro paredes con un banco. En la mayoría no funcionan ni las duchas ni los inodoros correctamente. No hay sauna, ni baños con hielo, ni confort de ningún tipo.
Los deportes acuáticos a veces no cuentan con piscinas donde entrenar. El remo, el kayak, y la vela no tienen botes suficientes y los que hay son restaurados.
Tampoco hay transporte para los atletas, que deben viajar por sus medios desde los centros deportivos, a las escuelas y luego a sus hogares. La dieta de los deportistas es pésima.
Los topes internacionales, imprescindibles para desarrollar habilidades que permitan superar a los contrincantes, son casi nulos. El INDER ha llegado incluso a suspender la participación en eventos, cuando los deportistas tienen las maletas hechas, desestimulándolos completamente.
Teniendo en cuenta esta dura realidad, es comprensible que prestigiosos entrenadores cubanos muestren preocupación por el relevo del deporte en Cuba y consideren un milagro que la isla esté en el puesto 32 a nivel mundial.
Los logros no hablan del sacrificio del pueblo, sino de la abnegación y el talento de unos pocos atletas, que pese a todo lo que su gobierno les niega, son capaces de superar los escollos y colgarse una medalla en el pecho.
La medalla de cada cubano en París 2024, Díaz-Canel debería entenderla como un verdadero acto de rebeldía, una muestra de lo que el pueblo de Cuba podría lograr el día que deje de pensar en el pollo de la libreta y se centre en desafiar todas las barreras para "soñar con la gloria".