El abogado Miguel Viera, conocido por sus profundas reflexiones sobre la situación en Cuba, acaba de enfrentar uno de los momentos más difíciles de su vida: ver partir a su hija mayor hacia el extranjero, una experiencia que lo ha dejado "roto".
Las despedidas familiares, una realidad cotidiana en un país que se desmorona, han inspirado una reflexión devastadora de Viera, que seguramente resonará con miles de cubanos. Miguel relata que esta dolorosa realidad comenzó hace un año cuando su hija, al iniciar el 12º grado, le dio una respuesta que lo dejó sin aliento al preguntarle sobre su futuro académico.
"Ninguna, papá. Mi futuro no será en Cuba. ¡Yo no voy a vivir en este país!" fue la respuesta que, aunque Viera no tomó en serio en ese momento, culminó un año después en una dolorosa despedida.
La despedida que muchos cubanos entienden
A continuación, reproducimos íntegramente la desgarradora carta de Miguel Viera, un testimonio que refleja la cruda realidad de muchas familias cubanas que, en los últimos años, han tenido que despedirse de sus seres más queridos.
"Hoy se me fue mi hija con destino a un país de la Unión Europea, un lugar donde se habla un idioma extraño y hace mucho frío, pero donde no tendrá que gritar consignas ni perder su vida entre colas y apagones. ¡Es la realidad que vivimos los cubanos! La juventud se nos va siendo apenas niños porque no hay futuro en este infierno, y yo no soy nadie para cortarle las alas... más que nada porque todos los que hoy tenemos canas y perdimos la vida escuchando mentiras, nos arrepentimos de no haberlo hecho.
Duele mucho la separación de las familias cubanas, y es lo único que puede ofrecernos el maldito comunismo más allá de sus gastadas promesas, sus prohibiciones, restricciones y privaciones que nos arrancan pedazos del alma. ¡Duele ver hijos partir, madres que se van sin sus hijos, abuelos criando bebés! Duele quedarse cada vez más solo entre mentiras y promesas... Duele la perpetuidad, la continuidad de la ignominia, mientras asquea cada día más el comunismo y su maquiavélica maquinaria de romper humanos, de romper sueños, de romper amor. Asquea en mí, asquea en ti y asquea hoy sin caretas cada vez más en el mundo."
"Odio al comunismo porque empobrece, porque duele, porque solo es eficiente haciendo sufrir, repartiendo dolor, hambre y miserias. Odio al comunismo que nos ha dejado solos, solos con hambre, temblando de frío, escondidos de una nevada o siendo víctimas del abuso al emigrante. Hoy partió mi hija como partió tu hijo, tu madre, tu hermano. Hoy partió mi hija y sé que, aunque no hablas, aunque temes, aunque te conformas, aunque tengas el carnet que me da náuseas, aunque seas obrero, intelectual, campesino, cuadro, ministro o diputado... tú, allí en silencio, también te sientes como yo".
Las palabras de Miguel Viera no solo son un reflejo de su dolor personal, sino también un grito desesperado de miles de cubanos que ven cómo el régimen comunista destruye sus sueños y separa sus familias.