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Familia cubana vive en constante temor por casa al borde del colapso en La Habana

miércoles, 24 de julio de 2024 por Elena Ramírez

Familia cubana vive en constante temor por casa al borde del colapso en La Habana
Aracelia González Díaz y la casa donde vive, en peligro de derrumbe - Imagen de © Collage de capturas de Youtube/CubaNet

Aracelia González Díaz, una madre cubana, vive con el temor de perder a su familia si se derrumba por completo la casa donde residen en el municipio Cerro, en La Habana.

En una entrevista con el sitio CubaNet, González denunció —y mostró ante cámara— las críticas condiciones de su vivienda, ubicada en la calle Churruca, entre Daoiz y Velarde, que ha sufrido dos derrumbes parciales y puede venirse abajo en cualquier momento.

“Tengo miedo de irme un día para el trabajo y que esto se derrumbe con mi madre aquí adentro”, confesó la mujer, quien ha recurrido en múltiples ocasiones a las instancias de gobierno en busca de ayuda para intentar solucionar o remediar el problema, y se ha topado con la desidia, desinterés e inacción de las autoridades.

Junto a González, residen en el precario inmueble su madre, de casi 90 años y que padece ceguera, diabetes e hipertensión arterial; y su nieto de dos años, que permanece casi todo el tiempo con ellas allí, debido a que la casa de su mamá también tiene peligro de derrumbe.

Según el testimonio de González, cuando el gobierno entregó la casa a su abuela, ya estaba inhabitable. “Luego nos dijeron que nos darían un albergue, pero no lo hicieron. Así que parece que hay que construir por esfuerzo propio y yo no tengo dinero para construir”, expresó.

La mujer, que trabaja como ayudante de cocina y percibe un salario de 2,500 pesos, explicó que ha solicitado a las autoridades que le concedan un subsidio para impedir que la vivienda se desplome del todo, pero ha sido en vano. “Nos dijeron que no porque todavía la propiedad está a nombre de mi abuela”, señaló.

Un problema que afecta a muchos

González contó a CubaNet que primero se desplomó el techo de su cuarto, pese a que ella había hecho la alerta en la Dirección Municipal de Vivienda del Cerro. “Ya el techo estaba malo, fui a Vivienda para que vinieran a tumbármelo y nunca vinieron, hasta que se cayó. Por si fuera poco, tuve que ir a hacer el reporte para que ellos vinieran a tumbarme el pedazo que quedaba; y vinieron, tumbaron y se fueron”, detalló.

El segundo derrumbe ocurrió a inicios de este año: el techo del segundo cuarto de la vivienda se cayó a causa de las lluvias intensas que azotaron a La Habana. Sin embargo, denunció que, hasta la fecha, las autoridades no se han preocupado por lo que ocurrió. Pese al creciente peligro para sus vidas, “vino el de Vivienda, miró, escribió en un papel y hasta ahí”, reveló.

La mujer reiteró uno de los problemas que enfrenta buena parte de la población en la capital cubana, afectada por la precariedad del fondo habitacional: la falta de acción y negligencia de las autoridades.

“Empiezan a darte vueltas, baba; nunca hay materiales ni nada para los necesitados; sin embargo, vas al Rastro y hay lomas de piedra, arena y cabillas. Después ves cómo lo revenden todo por fuera”, denunció.

“Mi mayor temor es perder a mi familia si ocurre un derrumbe. Yo no tengo a nadie que me ayude, ni del lado de allá ni del lado de acá ni de ningún lado. Soy yo sola y todo está caro, hasta para comer”, manifestó González. “Quisiera mejorar mi vida, quisiera de todo porque yo tengo familia, yo tengo hijos, yo tengo nietos, pero no se puede, no tengo con qué…”, lamentó la madre cubana.

“¿De dónde yo voy a sacar miles para echar una placa, para vivir como las personas? No tengo para eso, no me da”.

La zozobra de Aracelia González Díaz es similar a la de cientos de miles de cubanos que habitan viviendas en peligro de derrumbe, que, de ocurrir, podría costarles la vida, como ha sucedido en innumerables ocasiones.

Recientemente, el desplome de la fachada de una casa en Guanabacoa provocó la muerte de un hombre. Desde junio pasado, se han reportado numerosos derrumbes en La Habana y otras provincias, con saldo de muertos y heridos, además de las personas que quedaron desamparadas luego de perder sus viviendas y pertenencias.