El economista y demógrafo cubano Juan Carlos Albizu-Campos ha lanzado una advertencia contundente: Cuba está en medio de una "crisis humanitaria", a pesar de que el régimen insista en negar esta realidad. "Hay una situación de emergencia que va más allá de una emergencia sanitaria. Es una crisis humanitaria. (...) Es grave y el país está cada vez más cerca del punto de implosión", declaró en una entrevista con EFE.
Nuevo marco legal y alarmantes cifras demográficas
El 20 de julio, el Parlamento cubano aprobó la nueva Ley de Migración. Durante la presentación de esta norma ante la Asamblea Nacional, el gobierno reconoció algunos indicadores demográficos alarmantes, como el decrecimiento en más de un 10% de la población del país en tres años. Sin embargo, las cifras no son definitivas ni certeras, ya que hace 12 años que no se realiza un Censo de Población y Vivienda, alegando falta de condiciones económicas para ello.
Albizu-Campos, en sus investigaciones, defiende resultados aún más devastadores que los del gobierno. Uno de sus estudios recientes indica que Cuba ha perdido un 18% de su población entre 2022 y 2023 por causas como la migración. El experto del Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo (CCRD) considera que la pérdida de cerca de dos millones de habitantes desde 2022 sitúa al país en cifras de "crisis de refugiados".
Indicadores preocupantes y envejecimiento de la población
Albizu-Campos subrayó la necesidad de observar con preocupación indicadores como el incremento de la pobreza infantil, la mortalidad materna, los embarazos en adolescentes y la caída de la esperanza de vida en Cuba. Actualmente, el país tiene una población por debajo de los 10 millones de habitantes, de los cuales un altísimo porcentaje ya no está en edad laboral. "La insistencia en reformar lo irreformable ha erosionado el metabolismo del sistema y lo está llevando a un punto de no retorno", advirtió.
En su análisis, Albizu-Campos afirma que Cuba está en una "policrisis", una cascada de crisis que se superponen y actúan de forma combinada, haciendo retroceder drásticamente al país en el Índice de Desarrollo Humano (IDH) del Programa de Naciones Unidas (PNUD), donde pasó del puesto 51 en 2007 al 85 en la actualidad. "Todavía estamos en la franja de IDH alto, pero estábamos acercándonos a la franja de muy alto. Ahora nos estamos acercando a la franja media", alertó, subrayando que los próximos cinco años son cruciales.
Éxodo y futuro incierto
Sobre los migrantes cubanos, Albizu-Campos detalló que tienen un perfil socioeconómico muy claro: "El 57% son mujeres, el 77% personas entre 15 y 59 años con cierta capacidad adquisitiva". La mayoría son individuos en edad laboral y reproductiva. El éxodo de jóvenes y adultos en edad reproductiva dejará un impacto en la pirámide poblacional cubana que puede tardar muchas décadas en revertirse.
Las políticas del gobierno cubano están condenando no solo a la población actual, sino también a las futuras generaciones, que tendrán que enfrentar problemas como la presión sobre las cuentas públicas para sostener a una cantidad creciente de jubilados vulnerables. En Cuba, el crecimiento natural es negativo, mueren más personas de las que nacen, y este fenómeno se agrava con un saldo migratorio también negativo. "La población seguirá decreciendo por muchos años más, y de no hacer los cambios económicos adecuados de inmediato, la 'implosión' puede estar más cerca de lo que el gobierno considera", concluyó Albizu-Campos.