Cuba fue un país pionero en adoptar muchos inventos tecnológicos y una de las innovaciones que transformó para siempre la vida de sus ciudadanos fue la producción de hielo. El 21 de julio de 1888 se constituyó la sociedad anónima "Nueva Fábrica de Hielo", iniciando la producción y distribución de este preciado elemento en La Habana.
La primera fábrica de hielo en Cuba estuvo ubicada en la calle Universidad #34. Hasta la primera mitad del siglo XIX, el hielo se transportaba desde los lagos helados hasta las regiones cálidas, utilizando los medios de transporte de la época. Los gigantescos cubos se cubrían con corcho y pajas para su conservación y se guardaban en huecos en el suelo para mayor durabilidad.
A Cuba, los primeros cargamentos de hielo llegaban en barco, pero era algo muy costoso. En 1834, el ingeniero mecánico y físico estadounidense Jacob Perkins patentó la primera máquina de hacer hielo. El invento se introdujo en la isla a escala industrial para finales de ese siglo. Rápidamente, la fábrica cubana comenzó a satisfacer la alta demanda de hielo en la capital.
Los bloques de hielo se distribuían en carretones de caballo por toda La Habana. Como no habían llegado los refrigeradores, se usaba un mueble de madera recubierto con zinc y caucho para mantener el frío. Estas primeras neveras tenían compartimentos separados para hielo y alimentos, y solo las clases privilegiadas podían costear el maravilloso mueble.
Expansión y desafíos
La web Cuba en la Memoria señala que la sociedad anónima "Nueva Fábrica de Hielo" superó una crisis económica en 1890, gracias a los manejos financieros de su presidente, Don Ramón de Herrera y Gutiérrez. Poco a poco fueron creándose más fábricas de hielo en La Habana. Entre las más famosas estaban "La Palma" y la Compañía Cervecera Internacional S.A., que también producía la cerveza Polar y la malta Trimalta.
En 1960, las fábricas de hielo, de cervezas y otras bebidas como Coca-Cola fueron intervenidas y los propietarios exiliados. La historia de empresas como la "Nueva Fábrica de Hielo" queda como un recuerdo de la innovación que una vez definió a Cuba, contrastando con la realidad actual de escasez y dificultades que hay en el país, incluso, para hacer hielo en el siglo XXI.