En un reciente informe presentado por el gobierno cubano, se revelaron cifras alarmantes sobre la situación demográfica del país, con más de medio millón de personas fallecidas en un período de tres años. Desde el 2021 hasta el 31 de diciembre de 2023, han fallecido en Cuba, según los datos oficiales, un total de 405,512 personas.
A este número se suman las muertes registradas en 2020 por la pandemia de COVID-19. Según el anuario estadístico del Ministerio de Salud Pública (MINSAP), estas ascendieron a 3,352 personas más que en 2019, para un total de 112,441 defunciones en ese año. El propio gobierno cubano reconoció que sus estadísticas no son exactas, pero atando cabos podría decirse que en tres años, han fallecido en Cuba 517,953 personas.
Un panorama preocupante para la isla
El contexto actual muestra un panorama preocupante para la isla, con un significativo incremento en las cifras de mortalidad en los últimos años, que unido a la crisis migratoria dejan la población de la isla en la actualidad con menos de 10 millones de habitantes. Las estadísticas del MINSAP indican que la pandemia tuvo un impacto directo en el aumento de las muertes, pero las principales causas de defunción siguen siendo las enfermedades crónicas no transmisibles, como el cáncer, la diabetes, y otras.
La comparación de nacimientos y defunciones en el período 2021-2023 demuestra que el crecimiento natural en el país es negativo, es decir, mueren más personas de las que nacen y este fenómeno no es nuevo, viene produciéndose sostenidamente en el tiempo. Con 284,891 nacimientos y 405,512 defunciones, la población de la isla no solo enfrenta una disminución numérica, sino también una pérdida considerable de capital humano.
Éxodo y envejecimiento: una combinación letal
Al 31 de diciembre de 2023, la población de Cuba se veía notablemente afectada por el éxodo. La crisis migratoria deja hasta la actualidad un saldo negativo en este indicador. Al menos 1.011.269 personas abandonaron el país en el período evaluado. Esta migración masiva también influye en las estadísticas demográficas y presenta un desafío adicional para las autoridades en términos de planificación y gestión de recursos.
La población en Cuba está severamente envejecida. Los jóvenes emigran en busca de desarrollo profesional en otras tierras y miles de ancianos se quedan solos en la isla, a expensas de una chequera que no les alcanza ni para comprar leche. El país se está quedando sin fuerza de trabajo, y esto podría llevarlo a hundirse rápidamente en la pobreza extrema.