Nicaragua se ha convertido en un punto estratégico para la migración irregular hacia Estados Unidos, facilitando el tránsito de miles de personas que buscan eludir la peligrosa travesía del Tapón del Darién. Bajo la administración del presidente Daniel Ortega, el país ha eximido de visado a varias nacionalidades, permitiendo que migrantes de diferentes partes del mundo lleguen en avión a Managua y continúen su viaje hacia el norte. Este movimiento se ha convertido en un lucrativo negocio para el régimen sandinista, según un artículo de BBC titulado "El millonario negocio de Nicaragua como puerta de entrada para los migrantes irregulares hacia EE.UU.".
Esta política ha alentado cambios en varios países de la región como Cuba. Tras el estallido antigubernamental del 11 de julio de 2021, Ortega dio un espaldarazo al régimen de La Habana, antiguo aliado, y eliminó el requisito de visa para los cubanos a fin de sacarle presión a la crisis interna en el país.
Desde entonces, la isla ha vivido el peor éxodo migratorio de su historia, con más de medio millón de personas que han abandonado el país. El artículo de BBC refiere que en los últimos dos años, más de 5 millones de migrantes han cruzado la frontera sur de Estados Unidos de manera irregular, muchos de ellos utilizando Nicaragua como plataforma de entrada, lo cual genera ingresos al gobierno nicaragüense a través de impuestos aeroportuarios, tasas de visado y otros servicios.
El lucrativo negocio de la migración
En 2023, se registraron aproximadamente 1,200 vuelos privados destinados a transportar migrantes hacia la frontera sur de Estados Unidos desde países lejanos como India y Kazajstán, pero también de naciones vecinas como Cuba y Haití, detalla el texto.
Según el medio nicaragüense Confidencial, entre enero y octubre de 2023, el gobierno habría ingresado unos $65.9 millones de dólares en tasas o multas a migrantes de paso, mientras en los primeros tres meses de 2024, la cifra alcanzaría los $8.4 millones de dólares.
Sin embargo, se cree que los beneficios para el gobierno nicaragüense son mucho mayores. Un pasaje en vuelo de ida de Cuba a Nicaragua en los últimos dos años rondaba los $3,000, y cada migrante suele pagar entre $10,000 y $15,000 por la ruta completa desde el lugar de origen hasta la frontera entre México y EE.UU., cita el reporte. Parte de estas cantidades pagadas a intermediarios o agencias por los cientos de miles de usuarios de la ruta de Managua habría acabado en manos del gobierno de Ortega y sus allegados, señala la BBC.
Analistas indican que el régimen de Ortega utiliza esta situación no solo para obtener ingresos económicos, sino también como herramienta política para presionar a Estados Unidos.
Arturo McFields, periodista exiliado y exembajador de Nicaragua ante la OEA, subraya que Ortega ha promovido estos vuelos y ha establecido embajadas en varios países emisores para coordinar mejor esta actividad.
Nicaragua se beneficia políticamente al manejar esta válvula migratoria, utilizando el flujo de migrantes como una carta en futuras negociaciones bilaterales con Washington. "Hay que recordar que los regímenes de Cuba, Nicaragua, Venezuela han utilizado el tema migratorio para presionar a Estados Unidos y así obtener algún tipo de beneficio", afirma McFields.
Esta estrategia, sin embargo, representa un desafío significativo para la administración Biden, que ve en esta práctica una amenaza a su seguridad. La llegada masiva de indocumentados satura los recursos de las autoridades estadounidenses y aumenta el riesgo de entrada de personas con intenciones criminales o terroristas.
A pesar de las preocupaciones expresadas por Estados Unidos, el gobierno de Ortega ha decidido no colaborar en la reducción de la migración irregular, manteniendo un silencio absoluto sobre el asunto. Mientras tanto, el lucrativo negocio de facilitar la migración irregular sigue prosperando en Nicaragua.