Unos cubanos de Estados Unidos que estaban en una lancha cerca de Miami avistaron la flotilla de guerra rusa que estuvo cinco días en el puerto de La Habana en visita oficial.
"Llegando a Miami, señores, llegando a Miami", dijo un hombre en uno de los videos compartidos en el grupo de Facebook "Alamar Miami". La grabación permite ver al buque petrolero de la flota Pashin y la fragata Almirante Gorshkov cuando se encontraban a 22 millas de Miami.
El destacamento naval, integrado además por el remolcador de salvamento Nikolai Chiker (SB-131) y el submarino de propulsión nuclear Kazan, se marcharon de Cuba el lunes 17 de junio. Según reporta El Nuevo Herald, un funcionario federal dijo a la editorial McClatchy y al Miami Herald que los tres buques de guerra partieron hacia el Caribe mientras eran vigilados de cerca por la Marina estadounidense. Se espera que hagan escala en Venezuela.
Reacciones y vigilancia internacional
Por su parte, el submarino nuclear emprendió su viaje de vuelta al norte del Atlántico y fue seguido por buques de guerra estadounidenses y canadienses, incluidos destructores y guardacostas, cuando navegaba frente a la costa de Florida en aguas internacionales.
Durante la estancia de la escuadra naval en La Habana, Díaz-Canel visitó la fragata y el submarino y compartió con los oficiales rusos, en lo que calificó de "impresionante y agradable tarde". También muchos cubanos hicieron largas colas para subir a la fragata, gracias a la opción que ofreció la embajada de Moscú. Para la población, sumida en una grave crisis, fue una experiencia única y acudieron curiosos a admirar los barcos y a hacerse fotos y videos con los marinos rusos.
A nivel internacional, la flotilla de guerra rusa en Cuba generó diversas reacciones, en un escenario marcado por la guerra en Ucrania, que ha revivido las tensiones entre Rusia y Estados Unidos. Moscú dijo que no había motivos para que ningún país, incluido Estados Unidos, se preocupara, y aseguró que tales ejercicios constituyen una práctica común.
En igual sentido se pronunció el Departamento de Defensa estadounidense, que afirmó que el destacamento naval ruso en La Habana no representaba una amenaza directa para Estados Unidos. No obstante, la Casa Blanca desplegó varios buques de guerra (dos destructores y un Guardacostas) y un avión de reconocimiento submarino para rastrear el curso de la flotilla rusa antes de su arribo a la capital cubana.
Al día siguiente del arribo, el 13 de junio, el Comando Sur de Estados Unidos informó de la llegada del submarino nuclear USS Helena a la Bahía de Guantánamo, en un movimiento que calificó de "visita portuaria de rutina".