La cubana Lismarys Ruiz se dedica desde hace seis años a la venta de viviendas en la Florida. Estudió, se preparó y ahora trabaja para un broker, con la esperanza de volar sola muy pronto. Aun así, ella tiene claro a dónde van a parar sus ganancias. "Yo trabajo para mí", dice. Y a la pregunta de qué se necesita para montar un negocio por tu cuenta responde sin titubear: "Para emprender solo hay que tomar la decisión porque a eso vinimos".
Ella recuerda que los inicios en Estados Unidos fueron difíciles e incluso hubo un momento en que ella misma se dijo: "Wow, por dónde le saco el agua a este coco". Y fue cuestión de tomar la decisión y coger el camino que le ha permitido tener casa propia en la ciudad de Port St. Lucie, en Florida, lejos de Hialeah, el lugar donde asegura que quieren vivir todos los cubanos, aunque ella prefiera la tranquilidad y la limpieza de la localidad donde ha decidido echar raíces.
La clave del éxito
"Siempre que quieras triunfar en la vida y te lo propongas, lo vas a poder lograr. Lo que seas capaz de hacer, lo podrás hacer", asegura Ruiz, destacando que eso es posible porque "estamos en un país de grandes oportunidades", añade en referencia a Estados Unidos.
En Cuba, Lismarys Ruiz se dedicaba a la venta y reventa de productos. Pero al llegar a Miami se dio cuenta de que para cumplir sus sueños tenía que estudiar. Y así lo hizo. Ahora ya sabe de qué va el negocio de bienes raíces y es consciente de que ella no solo le vende una casa a una familia; también le ayuda a cumplir sus sueños porque muchas veces es su primera vivienda. Para ello, empieza por entrevistarlos para hacerse una idea exacta de lo que están buscando. En esa primera toma de contacto ella ya sabe si esa operación terminará o no en venta a pesar de que en estos momentos los tipos de interés están por las nubes y, ante la escasez de oferta y la alta demanda, los precios están desbocados.
Como realtor, Lismarys Ruiz se ha hecho popular en las redes sociales y tiene claro qué es lo que busca el cliente cubano: bueno, bonito y barato y que además, tenga espacio para habilitar un 'office' y sacarse un dinero extra que ayude a contribuir a pagar la vivienda.
Pero reitera, los inicios son difíciles. De hecho, cuenta que cuando se independizó de su familia fue a ver a un realtor y le preguntó cómo podía ella meterse también en ese negocio y él le contestó que era complicado, sobre todo por la barrera del idioma. Pero ella no se desanimó. "No siempre te dicen lo que tú quieres oír, pero es cuestión de seguir hacia adelante".